Xalapa
A poco mas de un mes de las elecciones, Xalapa se ve envuelta en un ambiente de incertidumbre y desinformación, tras los recientes anuncios sobre la construcción de un acueducto que, según el gobierno estatal, solucionaría la crisis de agua de la ciudad por los próximos 20 años. Sin embargo, expertos en la materia han señalado que este proyecto, lejos de ser una solución viable, podría estar basado en promesas sin fundamento técnico ni económico.
El Ing. Fernando Fernández Contreras, Doctor en Ciencias Ambientales y especialista en Agua, Energía y Cambio Climático, cuestiona la viabilidad del acueducto, apuntando que un proyecto de este calibre debe contar con un Proyecto Ejecutivo que detalle estudios técnicos, geológicos, geofísicos y ambientales, así como la fuente de agua, su calidad y cantidad. La falta de estos detalles, junto con la ausencia de permisos necesarios de la CONAGUA y SEMARNAT, deja en evidencia la falta de un plan claro y ejecutable. Según Fernández, este tipo de proyecto no podría empezar a construirse antes de 2 o 3 años, una vez cumplidos todos los requisitos técnicos.
Por otro lado, el gobierno estatal ha anunciado este proyecto con gran entusiasmo, destacando que fue gestionado por el ex alcalde de Xalapa. Sin embargo, durante su mandato, nunca mencionó la construcción de este acueducto, lo que genera dudas sobre la verdadera intención de este anuncio a pocos días de las elecciones.
Mientras tanto, en el ámbito local, la administración del alcalde interino también ha dado señales contradictorias. Tras un largo período sin medidas concretas sobre los problemas ambientales y de agua, recientemente se ha acordado intervenir en los lagos de Xalapa, como el Dique y Las Ánimas, áreas que han sido afectadas por la falta de seguridad y deterioro. Sorprendentemente, incluso las crías de patos nacidas en estos espacios fueron robadas debido a la inseguridad. Los proyectos de intervención en estos lagos, como la creación de espacios recreativos o proyectos de conservación, se presentan sin estudios adecuados y sin considerar los impactos ambientales, lo que ha sido criticado como una medida precipitada y de pura conveniencia electoral.
Estos movimientos surgen en un contexto electoral donde tanto la administración estatal como la local sienten la presión de no haber concretado proyectos significativos durante su gestión. Así, los anuncios y las acciones parecen estar más dirigidos a mejorar la imagen de los funcionarios en campaña, en lugar de ofrecer soluciones reales y sostenibles para los problemas de agua y medio ambiente de la ciudad.
El pueblo xalapeño, acostumbrado a la desinformación y promesas incumplidas, se ve nuevamente atrapado entre proyectos que no tienen viabilidad técnica ni presupuesto claro. Tal como señala Fernández Contreras, la falta de transparencia en los detalles del acueducto y la apresurada activación de proyectos en los lagos dan cuenta de un manejo irresponsable de los recursos y de una estrategia electoral más que una solución real a los problemas que enfrentan los xalapeños.