Puebla
Desde el 14 de junio, en Puebla ya es ley: quien acose, hostigue o insulte a otra persona en redes sociales podría terminar en la cárcel. La nueva legislación contempla penas de hasta tres años de prisión y multas que alcanzan los 40 mil pesos.
Pero más allá de sancionar a los llamados “haters”, esta ley responde a una realidad alarmante: el aumento de casos de ciberacoso, usurpación de identidad, espionaje digital, fraude electrónico y grooming —cuando adultos engañan a menores de edad con fines sexuales—.
Los datos son contundentes. Casi uno de cada tres niños o adolescentes ha sido víctima de bullying en línea, según estudios internacionales. La Secretaría de Salud federal ha alertado que muchos jóvenes enfrentan ansiedad, depresión e incluso pensamientos suicidas derivados del acoso digital o de la presión generada por contenidos en plataformas como TikTok, Instagram y YouTube.
Casos recientes como los del “Blackout Challenge” o el “Benadryl Challenge” —retos virales que han provocado muertes— muestran lo peligrosa que puede ser la influencia de las redes sin una regulación adecuada.
Uno de los aspectos más relevantes de la ley es que refuerza las penas cuando las víctimas son menores de edad, reconociendo su mayor vulnerabilidad ante este tipo de violencia.
El objetivo es claro: prevenir tragedias y proteger la integridad emocional, psicológica y física de niños, niñas y adolescentes, así como de cualquier persona víctima de ataques digitales.
Esta legislación abre el debate: ¿es una herramienta necesaria para proteger a la ciudadanía en el entorno digital o podría prestarse a abusos y censura?
Lo que es un hecho es que el internet ya no es un espacio ajeno a la ley. Y en tiempos donde los ataques digitales tienen consecuencias reales, protegerse y actuar con responsabilidad en línea es más urgente que nunca.